Algunas anotaciones sobre Microsoft Word

Algunas anotaciones sobre Microsoft Word, ¿en casa del herrero?

Microsoft es el mayor fabricante de programas del mundo. Word es el procesador de textos más vendido en el mundo. Es, además, el más utilizado por la mayoría de los lingüistas y traductores hispanohablantes. Partiendo de estas premisas, podríamos concluir fácilmente que:

  1. a) Microsoft invierte mucho en traducción;
  2. b) paga bien a la agencia para poder exigirle la calidad que este producto se merece;
  3. c) la agencia contrata a buenos traductores;
  4. d) la supervisión de calidad lingüística —no obstante la técnica— es especialmente cuidada.

Pero parece que algo falla en esta serie de conclusiones que pudieran parecer casi obvias.

El objetivo de este articulito no es denostar a Microsoft, sino tomarlo como modelo comparativo de las traducciones que hacen —o deben hacer— los grandes fabricantes de programas. Independientemente de nuestra opinión, esta empresa es la que más cuidado y dinero pone para comercializar productos de calidad. Sus traducciones mejoran con el tiempo y sus glosarios, así como ciertas pautas de estilo, sirven como referencia para muchos. Pero quizá por ese motivo debemos ser críticos. Si su trabajo y sus resultados mejoran, todos salimos ganando.

Recordemos, además que Microsoft no es un simple fabricante: es el creador del sistema operativo más empleado en el mundo y sus decisiones en cuestión de terminología tienen un notable impacto en otros muchos fabricantes de programas. Y en otros muchos traductores…

Errores enquistados

De las primeras épocas de los programas de Microsoft proceden muchos errores de traducción que, lamentablemente, han permanecido y cambiarlos ahora implica más que una simple alteración de términos. El menú Edición (Edit), por ejemplo, debió traducirse en su momento como Cambios o Modificaciones, pues para eso sirve. Como es obvio, no sirve para editar nada. Sin embargo, en los últimos años Microsoft está dando indicaciones para que los traductores eviten traducir el falso amigo edit como editar, como venían acostumbrando. Así es común ahora ver modificar en muchas partes del programa.

Si alguien hubiera sugerido Utensilios a tiempo, nos habríamos ahorrado la actual traducción literal (Herramientas) del menú Tools.

Generales

En el menú Edición podemos ver el barbarismo deshacer, una traducción peor que mala del verbo Undo (anular, revertir, enmendar).

Otro caso curioso es la inexplicable confusión sistemática del prefijo auto- con el prefijo self-. Por su culpa, sufrimos palabros como autotexto, autocorrección, autoformato… que deberían haber sido texto automático, corrección automática, formato automático

Terminología consolidada

Quizá lo que llama más la atención de la traducción de ciertos programas es que la agencia de traducción —y posteriormente, Microsoft— no supervise cierta terminología con expertos de la materia.

Si un ortógrafo o un tipógrafo sin conocimientos de inglés hubieran leído, aunque fuera por encima, los términos empleados en algunas partes del programa, la empresa habría ahorrado tiempo (aunque yo no habría podido redactar este artículo).

He aquí algunos de los errores que encontrará en Word (sin incluir el manual y la ayuda):

Donde dice… Debería decir… Ubicación
versales versalitas Menú formato
espacio de no separación espacio duro,
espacio inseparable
Menú Insertar, Símbolo, Caracteres especiales.
guión opcional guión optativo

(Invito a una cerveza a quien encuentre el castizo adjetivo optativo en algún programa de Microsoft frente al novedoso y trillado opcional).

Menú Insertar, Símbolo, Caracteres especiales.
guión largo raya Menú Insertar, Símbolo, Caracteres especiales.
guión corto menos Menú Insertar, Símbolo, Caracteres especiales.
interlineado interlínea Menú Formato, Estilo.
viñetas topos Menú Formato
reemplazar con reemplazar por Menú Edición, Reemplazar.

Más adaptación y menos traducción

Ese, es quizá, el origen de los fallos mencionados. Quizá con los plazos de tiempo que exige este fabricante solo tenga tiempo a conseguir traductores… y no traductores-adaptadores. El programa Word nos ofrece cambiar las comillas normales («) por comillas tipográficas (“”) o, dicho en castellano, cambiar las comillas altas normales por comillas altas y curvas (menú Formato, Autocorrección). Microsoft no nos ofrece, en ningún caso, las comillas españolas o latinas («») que son las que nos interesan a los que redactamos en castellano porque no podemos obtenerlas con una sola pulsación de tecla. Este error no es de Microsoft sino que ya procede de los fabricantes de máquinas de escribir, que imitaban los modelos ingleses y, posteriormente, de los fabricantes de teclados, que siguen manteniendo las comillas inglesas o altas.

¿Incorrector ortográfico?

Aunque las mejoras en el corrector ortográfico y gramatical de los programas de Microsoft también son evidentes, sigue habiendo fallos graves que despistan a cualquiera. Hace poco le escribí una carta a mi hermana y, al acabarla, decidí revisarla con el corrector de ortografía y gramática de Word 97. Me quedé atónito cuando el programa se detuvo en esta frase:

Tras caminar 7 km hasta la dársena iba arrastrando el culo con aquella mochila de 10 kg a la espalda.

Pruebe en su casa. Escríbala y pulse F7.

En primer lugar, el «corrector» le dirá que el símbolo de kilómetros es km. (con punto), y usted se quedará perplejo porque, según aprendió en el colegio, los símbolos de unidades no llevan punto (kg, g, s, dl, etc.).

A continuación, el corrector se detendrá en la palabra culo, malsonante en muchos países americanos, pero habitual en el español de España, donde no tiene una connotación tan vulgar. Ignoro el motivo por el que esta palabra no está en el diccionario de Word, pero lo anecdótico es que entre las palabras que se asemejan aparece ésta:

culi.

Del ing. coolie, y este del hindi kuli.

  1. m. En la India, China y otros países de Oriente, trabajador o criado indígena.

Y claro, uno se pregunta si esta palabra es más frecuente que culo en los millones de documentos redactados en español en el mundo, por muy malsonante que resulten las nalgas. (Suponiendo, claro está, que la frecuencia de uso de una palabra tenga algo que ver con su inclusión en el diccionario de Word.)

En mi caso, creo que he debido de escribir la palabra culo unos cuantos cientos de veces, pero no recuerdo si alguna última vez escribí culi

En fin, el corrector vuelve a detenerse, pero esta vez ante un supuesto fallo gramatical. Esto es lo que me dice:

El sustantivo dársena es de género masculino.

Tras unos segundos de perplejidad, caigo en la cuenta de que dársena es un sustantivo masculino. ¡A buenas horas me entero! Esbozo una sonrisa.

El programa sigue corrigiendo y ya no encuentra más errores. Y esbozo otra sonrisa: el «corrector» no se da cuenta de que he escrito el símbolo de kilogramos correctamente y, lejos de ser coherente en su error, pasa por alto mi acierto.

Aparte de todo lo anteriormente dicho, la Real Academia llegó a un acuerdo reciente con Microsoft según el cual la empresa podrá consultar gratuitamente los corpus lingüísticos de la corporación y los miembros de ésta se ofrecen, además, a probar el funcionamiento de los programas de dicho fabricante. Y yo me pregunto: ¿por qué una institución pública, financiada con dinero público, ofrece este servicio a una empresa privada? A todas luces, es obvio que saldrá beneficiado un producto que tendremos que pagar si queremos usar, aunque haya contado con la ayuda de una institución que se financia con nuestros impuestos.

Los traductores debemos cuestionarnos la relativa y progresiva importancia de estas referencias en materia de traducción y lingüística que provienen —recordémoslo— de una empresa. Una empresa que puede llamarse Microsoft, Apple, Novell, Computer Associates… Recordemos también que, por encima del cuidado del idioma, cualquier empresa (especialmente las multinacionales) tiene el cometido obvio de contentar al mayor número de clientes y eso supone, no pocas veces, transigir en ciertas normas (lingüísticas o de otro tipo) cuyos departamentos de comercialización y venta consideran prescindibles o eludibles.

¿Qué grado de responsabilidad debemos asumir en esta cuestión los traductores? Lo dejo a la consideración del lector…

Foto de Kevin Jarrett en Flickr Creative Commons.


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