Underwood

Algunos de mis trucos para aumentar la productividad

«¿Cómo tienes tiempo para hacer tantas cosas?». Esta es la pregunta que más me hacen en el terreno profesional. En el personal, me preguntan más por esa capacidad mía para hacer el ridículo y por mi preocupante falta de memoria. La respuesta a aquella  siempre es compleja, pero me la han hecho tantas veces que suelo responder de esta manera: «No conozco a nadie que, en conjunto, maneje sus dispositivos tecnológicos (computadora, teléfono, tableta…) más rápido que yo. Da igual tu profesión: es más que probable que necesites una máquina para hacerla. Así que podrás ser un excelente profesional, pero si no eres rápido con la tecnología, tendrás menos tiempo libre y serás menos competitivo. ¿En resumen? Si vas a trabajar a diario con una máquina, dispositivo, programa… arréglatelas para conocer todos sus trucos».

Por eso, quería compartir aquí algunos truquitos y consejos, a modo de prontuario, que a mí me ayudan a ser más eficiente y productivo. Espero que te gusten.

① Analiza qué proceso o método diario o semanal puedes hacer más rápido, eficiente o productivo.

Por ejemplo, ¿te has quedado alguna vez de brazos cruzados durante un minuto esperando a que tu café se calentara en el microondas? Por otro lado, ¿has hecho una plancha abdominal o flexiones durante un minuto? Entonces, ya sabes lo eterno que puede llegar a ser un simple minuto. ¿Sabes la de cosas que puedes hacer en ese lapso? Desde sacar la leche del refrigerador hasta hacer… una plancha abdominal.

Truco: usa esos momentos «estáticos» como temporizadores para hacer otras pequeñas tareas (llenar una lavadora, doblar un par de prendas, ordenar una mesa…).

 

② Lee (libros).

Además del ejercicio cerebral e intelectual, y lo que se aprende, no resulta fácil explicar la íntima relación que hay entre la lectura y la sensación de placer, de percepción y aprovechamiento del tiempo. A veces, es por el mero hecho de cambiar de contexto: pasamos demasiadas horas mirando una pantalla. Mirar una superficie inerte, como la de un libro, también ayuda a refrescarse. O prueba a no hacer nada.

Truco: compara una hora de lectura con una hora de ver un programa de televisión y piensa cuál te parece más provechosa. No hablo de sustituir esto por aquello, sino de equilibrarlo.

 

③ Guglea consejos de eficiencia y productividad.

Hay montones de videítos, artículos y consejos. Entre la plétora de charlatanes y obviedades, encontrarás alguno que cambiará tu vida o la mejorará un poquito.

Truco: ¿Esto que estás leyendo te puede estar sirviendo de algo? Bueno, pues es un granito de arena, pero consulta webs, aplicaciones y artículos como ThinkWasabi (trucos de productividad para autónomos), Spreeder (para aumentar tu velocidad de lectura), Improve your IT skills, Make Use Of, 750 Words.

 

④ Aprende algo sobre tu profesión cada día.

Si uno solo trabaja y no aprende, va quedándose rezagado respecto de otros colegas que están en una fase «esponja» y en plena ascensión. Abre tu mente, pregunta, inquiere, lee, averigua.

Truco: uno se hace viejo el día que piensa que ningún joven tiene nada que enseñarle sobre algo que él domina. Sí, de los veteranos, santones y gurús se aprende mucho, pero de los jóvenes se aprende otra forma de mirar. Y son el presente y… el futuro.

 

⑤ Aprende algo ajeno a tu profesión cada semana.

Sabemos que la cultura no es redundante. Las diversas parcelas del conocimiento son como piezas de un rompecabezas mayor, y cuantas más piezas tienes, mejor comprendes lo que te rodea. Seguro que tienes amigos de otras profesiones, ¿no?

Truco: pídeles, simplemente, que te comenten o expliquen alguna curiosidad o dato poco conocido sobre sus profesiones, o aprende a hacer algo concreto y distinto.

 

⑥ Socializa más con personas que aporten y de quienes aprendas.

Todos tenemos amigos (sí, esos que se cuentan con los dedos de una mano), amiguetes y conocidos. Y los necesitamos a todos. Quizá tienes amiguetes con los que sales a cenar y a tomar una copa y divertirte, y amigos a los que quieres mucho, pero con quienes no puedes compartir ciertas inquietudes culturales o aficiones, pero siempre están accesibles. Haz el esfuerzo y queda, además, con gente más afín a tus otros gustos, y prueba a conocer a gente con quien no tengas mucho en común para intentar comprender y aprender de ellos también.

Truco: busca grupos en internet, clubes en tu ciudad, encuentros, congresos. Déjate llevar y suéltate el pelo.

 

⑦ Si tienes una tarea pendiente y se puede hacer en menos de dos minutos, hazla.

Es un truco simple, pero eficaz. En el día a día, una de las cuestiones que más nos ralentizan y nos impiden concluir objetivos no es una importantísima y enorme tarea, sino un montón de pequeñas molestias y cuestiones por hacer (mensajes, anotaciones, una factura pendiente, una llamada…). Cuando las vemos ahí estorbando, tendemos a pensar: «Bah, no me lleva nada; ya la haré luego», pero no la haces nunca.

Truco: ve a un bazar chino y cómprate un reloj de arena que cronometre dos minutos. Tenlo siempre ahí, a mano, como yo. Quítate de encima esa tareíta. Una menos. Next. 

Reloj de arena

 

⑧ Evita el lenguaje negativo.

No, esto no lo dice un líder de la autoayuda barata ni Jodorowsky de resaca. Multitud de estudios1,2 demuestran que el lenguaje —tanto el corporal como el hablado o escrito— modifica nuestra manera de pensar.

Truco: es una cuestión semántica y no de autoengaño: en lugar de rememorar un error que cometiste con expresiones del tipo «Menuda mierda/cagada…», «Qué vergüenza/mal/fracaso/horror/porquería hice…», plantéatelo así: «¿Qué es lo que no salió cómo esperaba…?», «Voy a analizar qué puedo mejorar de esto…», «Me voy a centrar en la lección que saco de este traspiés». Es como si vas en un barco en medio del océano y le haces un boquete en el casco accidentalmente: sí, todo el mundo tiene claro que una vía de agua es horrible y tú te sientes fatal, pero esa vía no se va a tapar sola, y tampoco la taparán tus ayes, disculpas e improperios. Espabila.